El poema que posee la dulce bondad de la brisa

Mujer:

Siempre vives en cada repliegue de mi corazón, siempre es y será para ti todo mi amor. Eres un muy hermoso y delicado poema escrito por la aurora, para el regocijo de los que nos gusta ver el espectáculo del amanecer en las tempranas horas.

Eres de los seres fabulosos que uno nunca, nunca olvida, eres el motivo de mi paz, de mis versos y de mis alegrías. Son de poemas dulces los candiles que producen el milagro que besa la maravillosa naturaleza de tu Ser, inigualable y majestuosa mujer.

Siempre son de nardos, de pétalos de rosas y especiales geranios los momentos más dulces de tu muy hermosa mirada. Siempre eres la inmensa ternura y la sensibilidad tan original que nace como un radiante sol en la diana de cada mañana.

Gracias mi reina linda del amor que tanto mi ser anhela, eres un monumento a la felicidad, eres el perfume de jazmín, un terruño de la más dulce miel, eres lo que mi ser necesita para cantar, soñar, contemplar atardeceres y volver a ser feliz.

Eres de esos inextinguibles poemas que jamás se olvidan, esos poemas que nos traen emoción, nobleza, cariño y las mejores fortalezas a nuestras vidas. Eres el poema sutil, el poema enternecedor, siempre el más hermoso, eres en mi alma el sol más dulce, atento, ferviente y muy maravilloso.

Gracias siempre, siempre vida de mi vida, gracias por existir inspirando en mí a cada momento lo bello, lo amoroso, lo afable, lo perdurable y todo lo bueno. Mujer tan linda, eres el poema que posee la dulce bondad de la brisa y el canto amoroso de tu muy bella e inolvidabable sonrisa.

Milmayos

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