El
fantasma buscón:
Cuando
las musas lo inspiraban a buscar, lo hacía sin descansar, revisaba sus
carpetas, sus apuntes, sus breviarios, buscaba y buscaba sin cesar, era una
búsqueda denodada, sin cuartel, sin descanso, ¿Qué buscaba este fantasma? no se
sabía a ciencia cierta, solo buscaba y buscaba y no dejaba de buscar.
Yo
me hago la hipótesis de lo que buscaba en realidad no se sabía, pero que tenía
mucho valor, tenía una densa biblioteca de cientos de libros, cientos de
carpetas y apuntes suyos. Pero ¿Quién era este fantasma?, eso sí lo supe, lo
único que sí se recordaba es que había sido un gran filántropo, un cultor de
las letras, un gran humanista.
Por consiguiente, indagando más sobre su vida, he sabido que la muerte lo sorprende cuando había
logrado algo así como una fórmula, para acceder de la mano de su sabiduría, a
la vida eterna. Por eso tenía esa densa biblioteca, pero no pudo obtener a
tiempo un antídoto para que la muerte no le alcanzará.
Así mismo, la
muerte al parecer fue más astuta, un día entro por su ventana en forma de
viento, lo arrastró y se lo llevó después nadie más supo de él. Secuestro que
lo divorció temporalmente de sus hallazgos, a pesar de su frecuente empeño, a pesar de casi
obtener el antídoto para burlar a quien lo había venido a buscar, pero la
muerte por fin lo alcanzó.
De
vez en cuando, elude la guardia que ejercen sobre lo que queda de él, y busca
refugio en su densa biblioteca y allí busca en sus hallazgos tal vez lo que le
devuelva a la vida, o lo que al menos le deje la satisfacción de haberlo
encontrado, lo que siempre buscó infructuosamente.
Empero,
¿Cómo supe yo de todo ésto? pues por el azar de las cosas, llegué a vivir
a esa casa que todavía se conservaba el inmueble de madera tallada por orfebres
de buen estilo, con una buena cantidad de libros que le pertenecieron, y carpetas
con sus apuntes que pude revisar, encontré muchos hallazgos de todo tipo, de
índole literarios, cotidianos y hasta científicos.
Sin embargo, para cuidar sus hallazgos tan importantes de la curiosidad ajena o de un
indeseable hurto, mucha de sus producciones las escribió en claves y en un idioma
que el mismo inventó o resucitó, pero que nadie hasta ahora ha podido traducir.
Y así, pasa el tiempo cerca de las noches de plenilunio, entra a la biblioteca y ojea
sus libros, sus carpetas, sus apuntes, yo lo oigo tranquilamente, oigo lo que
hace, desde mi habitación. Admiro su respetuoso coraje, de seguir buscando sus
descubrimientos perdidos, yo lo respeto mucho, él hace lo mismo conmigo y mis hijos. No lo hemos visto, tal vez no nos haya visto, pero si lo oímos,
tranquilo sin mutarse como ojea y relee sus libros, sus carpetas, sus apuntes,
el fantasma buscón, así fue como lo bautizaron jocosamente por mis hijos.
Milmayos
Derechos Reservados
2023
Venezuela
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