Que aquel que no se sienta 

agradecido de vivir,

que tire, siempre culpable, la primera piedra.

con esta canción se hace una 

declaración de principio

acerca de la grandeza de la vida.

La grandeza de venir 

a este mundo a aprender a vivir 

y luchar, mucha veces, cuesta arriba 

por lo que se quiere 

y por creer en lo bello y bueno de la vida,

y sobre todo a sentir 

lo más grande que ella tiene, el amor.

Entender la belleza de la justicia 

y más cuando es social,

se llega a la mejor y mayor expresión de convivencia, la solidaridad humana

y la mejor prueba de salud mental 

que existe se da cuando logramos

transcender el egoísmo, 

que nos hace involucionar como especie, 

y como cultura.

Egoísmo que cual manzana de la tentación 

de la sociedad de consumo, 

sigue engañando al ser humano

alienándolo y  llevándolo, inclusive, 

a querer matar a otros humanos 

por tan solo una quimera

insensata y antihumanista,

la acumulación del dinero. 

Vivir por amar la vida

y no por amar el dinero

es la más bella experiencia 

de humanidad

que el hombre, la mujer y su cultura puede vivir.

agradeciéndole, siempre, al hogar planetario 

toda su inmensa belleza amenazada,

 y su derecho a existir en el mañana.

Gracias Mercedez Sosa por cantar 

eternamente  así,

tan honda las honduras del alma y de la vida.

milmayos