Ha sido una brillante decisión auroral el amarte, este estallido de amor por tí, tan incansable, tan hermoso, tan vital posee mucho de la energía que debió aupar los comienzos de la creación en esos felices días de la génesis mundial, cuando se superó la sórdida época prehistórica de terribles momentos en que los besos de amor no existían en el reinado infame del egoísmo y la aniquilación humana “por cualquier cosa”.
Estoy seguro, que esa decisión de amarte debió con sus latidos, en edades tempranas de la aparición de los hombres y las mujeres, prender el fuego del amor feliz y delirante con atisbo de poesía, pasión y fecunda fantasía motivos que supieron enfilar a la humanidad para alcanzar alturas de libertad, creación y de amor por la vida,
Estoy confiado, que este amor por ti esta hecho de las fuerzas naturales y humanísticas de todos los valores que hoy por hoy acompañan a los seres humanos desde que logró, y no con poco sacrificio, escalar la cuesta del gran reino animal.
Soy entusiasta, que la vitalidad de un amor tan grande como éste, junto a otros, levantará los puentes y liberará a los presos que yacen sin luz en las mazmorras de la indecente y grocera decisión de robar o matar a uno o muchos, desde el delincuente de la calle hasta los que por el poder de sus naciones autorizan las muertes por bombaderos y mísiles aire tierra de miles de abuelos, madres, trabajadores y niños para apropiarse del petróleo que no les pertenece.
Este amor es y será, juntos a los amores de verdad que florecen en el jardín de la vida, un canto de victoria por la existencia que Dios nos has dado, el cual si no lo detienen, supera y construye con sus vitalidades y virtudes el triunfo de la humanidad sobre quienes vendieron sus almas al oropel del consumismo exagerado, el cual sin descanso ni tregua posible, devora nuestro hogar planetario.
Milmayos