... le pedí al niño por nacer 
en la imponente navidad, el verte.
Regalarte una flamante rosa
dulce y generosa y así poder mucho más el conocerte,
para también el proyecto de este inmenso amor iridiscente, 
cubierto  con irrefrenable devoción lograr con cariño ofrecerte,
decirte entre versos que vives en el enflorecido jardín del hogar de mi corazón y de mi mente atado, puntualmente, en lo sentimental al prado siempre enverdecido,
en el que nos sentamos  a observar el azul infinito de los cielos, 
de este inmenso sueño de cariño hecho, con pasión, realidad,
en el marco de un idilio de sublime amor 
y hermosa pasión en lo dulce concebido, muy dulce en la bella paz que tenemos por nido.
                                                Milmayos