como por una concesión otorgada por cupido

... sería el hombre más feliz, si al menos del gran amor que me profesas
un inmenso "te quiero" se te escapará de tus labios de dulce de cerezas
y viniera a  mi encuentro en esta ausencia tuya que me hiere tanto.

El hombre más feliz sería sobre la extensa y sensible piel 
de este tan rotativo planeta,

 estaría tan feliz que con una flauta enamorada te expectaría alegre y musical sobre los tejados de tu casa inmensa

haciéndote llegar una lluvia de perfumados pétalos de rosas rojas cada vez que de ella salieras o entraras 

y con tono amardarinado de dulce frenesí por no haberte conocido antes, y ahora, como por una concesión otorgada por cupido, 

podría aguardar todos los días con refulgente devoción el amanecer de una nueva vida enteramente consagrada al arte de amarte, 

con devoción y sinceridad, celebrando el conocerte con homenajes y odas de lirismo ferviente con emanaciones de luz que te busquen en todas partes, 

llorar de tanta felicidad, agradecer a Dios su grandeza, cantar saludando a la mañana repleta de hermosura su alborada

 y de resplandeciente aurora, muy celeste y constelada. 
William Manz