Mujer, en el día del amor:
Nada es tan gentil y tan hermoso en nuestro mundo terrenal,
ni siquiera una aurora boreal, ni las frutas dulces de Ypacaraí,
nada tiene ese sabor a ti, ni las delicias de los oasis de Tahití,
nada, ni siquiera la alborada más llena de rocío de la mañana.
Ni los rayos del sol que se asoman alegres en cada ventana.
Nada canta sentidamente los primores de vida, como solo tú
y ni el turpial, ni los sinsontes, ni las alondras de Kazajistán,
Nada tiene el apacible, grato y majestuoso brillo de tu mirada.
Ni las gaviotas en los eternos litorales de las islas tropicales,
nada moviliza el azul afable de los mares, como lo haces tú,
ni las ruecas del futuro, ni el paso de la brisa por Salamanca,
nada, es tan dulce como tu afán, de cantarle odas al mundo,
ni siquiera el soñar amarte con apasionado ahínco profundo.
Tuyo,
Milmayos
Inmensa ternura y amor en tu hermoso poema.
ResponderEliminarDios te bendice mi dulce poeta del amor.