vivir cerca de tu piel

Si pudiera vivir cerca de tu piel, yo podría obsequiarle los parabienes del amor y la pasión con tibios besos, dulces versos y siempre hermosa savia cálida de esta devoción tan grande por tí. 

Todo lo inmenso comenzaría en románticas noches y las tardes darían un adios perenne a tus antiguas soledades y como consecuencia del hecho seríamos muy felices, te lo confieso, hilvanando con toda la fe toda una extensa  e intima eternidad.

En las noches, te sería fiel obrero de todos los besos, agricultor feliz de mil caricias inéditas sobre tu piel, sembrador de suspiros y esperanzas, aupador certero de profundas pasiones desbordaras sin conocer las fronteras ni las horas. En una multitud de oficios yo siempre procuraría toda la felicidad que tú anhelaste, con el fulgor de  una estrella  iluminaría tu casa, me haría por ti un floricultor para perfumar y adornar tu existir, arquitecto de sonrisas y alegrías, poeta recitador de susurrantes homenajes en tantas odas a tu infinita belleza, un buen dialogador en mil noches de mágicos suspiros, acostados los dos sobre la grama expectantes de un cielo  que nos re-crea la historia del mundo, te sería, sin tropiezos, un fiel médico para exorcizar cualquier cansancio o dolencias, te sería ferviente-enamorado y serenatero, en fin.

En las mañanas, el cristal de tus delicados ojos limpiaría, el dulzor de tus frescos labios masajearía, la porcelana de tu fina piel llenará  de fervorosas dulzores, la razón de tu forma de ser asimilaría, para admirarla y reconfortarla más y más, en fin.

En las tardes, te cantará en bilingües cantos, como hacia el cantor de "manzanitas verdes", te bañaría con agua bendita de los ríos que nacen de la montaña, te traería avellanas, cestas de frutas maduras, no interrumpiría tu carrera esforzada hacia tu éxito profesional, más bien te apoyaría para que los barcos de tus aspiraciones y sueños llegarán a puerto seguro, donde encuentres lo que te mereces logrando así tu realización como mujer, futura madre y profesional en los días de mi pueblo, princesa.

                           Autor:  Milmayos