Mujer:
Eres el rubí de un tesoro que no alcanza a tener el universo en general, pero
si la inmensa belleza de tus ojos. Eres el encanto majestuoso que enciende la
luz del sol y también la de los nidos, con tu forma de hablar y de recitar lo
que no puede embrujar el oro, ni codificar la sed y ni extinguir el enojo. Eres
princesa, el elixir ceremonial de las aves y de los ángeles. En ti vive lo
inmensamente equinoccial de un pedestal altamente ennoblecido y sin abrojos;
cuando te hablan mis palabras amorosas y gentiles te dan un beso en tu alma y
otro en tus labios rojos.
MILMAYOS
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