Mujer:
Eres
hermosa, princesa cordial, dulce y maravillosa, Dios hizo para tí con esmerado
amor todas las rosas, para engalanar tu estirpe primordial, vital y siempre
primorosa.
Tu
valía es para mí serena, palpitante y monumental, no puede medirse, va más allá
de los esmeros de la piel, va más allá de lo que es el mar, los amaneceres, el
vals, los lagos y los cisnes. Tus magnífico encantos, amada mía, no podrán
nunca, en todo mi ser, extinguirse.
MILMAYOS
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