Vives,
muy dulce y admirada, en cada respiración de mi ser, en la primavera invencible
que no se desvanece porque en todo lo que es, mis anhelos y proyectos, solo
existes tú, mujer.
Vives,
amada mía, en cada instante de mi vida, en mis sentires y afanes, en mis luchas
y esmeros, en mis jardines y en mis versos, en el mar y el cielo, en el fragor
incesante de todos mis anhelos.
Vives
y vivirás en mi estandarte, en mi estirpe esculpida por fragua cálida de tanto
amarte, en mil y un sueños y en mi arte, solo quiero estar a tu lado, mi bien y
siempre mis poemas dedicarte.
Atte.
MILMAYOS
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