Siempre,
eres de paz y de la dulce contemplación que nace de mi ser y de mi estar, eres
de rubí pasionario y arcilla del amor de mis manos, vives desde que te ví, por
primera vez en mis poemas y en los cisnes de mi lago; eres fruta madura, la
miel de los mejores besos, el aliento romántico de mis más sentidos versos, el
noble elixir de mi felicidad y de mi plenitud en el universo; vives siempre en
donde la maldad, no me alcanza y ni me hace daño y donde nos mantendremos muy
juntos con el amable y amorosos paso de los meses y de los años.
MILMAYOS
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