Amor,
quería decirte lo muy felices que fuimos ayer, tú estabas en mis sueños por unos
momentos inmarchitables de la vida de tus encantos físicos y espirituales tan
especiales yo fui con entera nobleza tu dueño, y fue tan dulce, apasionado y
correspondido tan enamorado empeño que del más profundo y lírico amor
florecieron con inmensa fecundidad lo estéril hasta ese momento las tierras baldías, las mejores esperanzas, los parabienes, la
paz del mundo y hasta el reverdecer de todos los desiertos, todo floreció porque amada así es el amor cuando está lleno de admiración, de honda pasión y de un afán infinito de encontrar la alegría de vivir felices para siempre con el tesoro invaluable que late en los seres gracias a la
poesía y a todas las atenciones cuando están plenas de los más desinteresados esmeros.
Milmayos
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