Me enamore de tu ser, de tu voz pausada y
alegre, de tu temperamento tornasolado por el bien y de todas tus esencias de
mujer, de los poemas de tus labios, del recuerdo de los besos cerca del
campanario aquél ...
me enamore progresivamente de todo lo que
resulta cuándo nuestra suerte es un parabién, de cuándo susurro cosas muy
románticas a tus sentidos y al perfume sereno de tu piel, de cuándo planificamos
una nueva luna de miel, de cuándo estoy cerca del claro misterio de tu ser …
… de lo
que bellamente significas tú en mi vida mujer, del secreto que tu guardas del
por qué las estrellas titilan su romancero tan fiel y el de la luna que va
recitando sus destellos de nardos sobre las plazas e iglesias de Santa Inés, en
momentos cuando el día aguarda la luz inmensa de su amanecer y el mañana
de la dicha que ya sin ti, no es.
MILMAYOS