Cuando tú no estás,  mi vida, me da por reflexionar, no sé si es la tristeza o es la cruda realidad ...  me pareciera que el bien es ahora, más que nunca, esclava del mal; que las naranjas ya no están en el naranjal y que las bombas, aún más fieras, afligen  a los niños y las mujeres de Palestina, como cuando ocurrió con Vietnam.

    Sin tí, todo está más lleno de desolación, el ambiente es demolido por la contaminación generando un "cambio climático" sin compasión debido a  un patrón de vida muy, pero muy consumista que devora los recursos naturales con una voracidad sin precedentes y como el que más.

     Cuando tú no estás, mi vida nada es igual, no sé si es la tristeza o la cruda realidad, mucho más jóvenes caen en la violencia, sin pensar, desoyendo a la familia y al llamado de su sociedad. El hambre en el mundo se incrementa mucho más, como consecuencia se mueren demasiados niños del tercer mundo por la falta de pan.

   Cuando tú no estás, mi vida, me da por reflexionar, no sé si es la tristeza y la cruda realidad: veo el mundo amenazado por los que volaron a Hiroshima, que con dura potencia y por el "afán de lucro" detonarán el fin de la humanidad.

  Edgar Morin, "el pensador planetario de las luciernagas más luminosas", nos invita a vivir en un verdadero "hogar para  todos" en este bello, pero frágil planeta amenazado de muerte. Este filósofo francés, propone la educación de la comprensión, lo que también podríamos llamar "la educación por y para la  hermandad de las personas" como si fueramos, se me ocurre,  "abejas de un mismo panal" sin problemas de raza, de credo o de religión, afiliados todos a una sola especie, la humana, sin más.

   Sin tí, mi amor de toda mi vida  "sé que sin paz, ya no habrá humanidad y la tristeza me invade como el que más.  Si tú mi vida, no estás.

                                                                     
                      William Manz "Milmayos"