Sin una educación para la paz, no habrá mañana para la humanidad



Por Lic. en Educación William Manzanilla

RESUMEN


La educación la paz es el cometido central de esta breve investigación de carácter documental y que allana el camino que conduce a la forma más expedita de contrarrestar los efectos que sobre el futuro de la humanidad traerá consigo una cultura demasiado tentada por la violencia y la agresividad siempre en contra de la convivencia humana. Situación que verdaderamente pone en peligro la supervivencia de la raza humana y la segura destrucción de su hogar planetario, poniendo en duda, la posibilidad de que exista un mañana para la humanidad. La investigación, además, destaca la necesidad de que el docente se reconozca en su papel de orientador y el de investigador llegando a desarrollar, lo mejor que se pueda, su criticidad, su imaginación, su curiosidad, su lectura permanente y su libre pensamiento, elementos  necesarios para la concreción de proyectos de investigación pertinentes para el éxito intra e interinstitucional en medio de su entorno social, educativo, ambiental y cultural.
PALABRAS CLAVES: Educación para paz, valores, ciudadanía, educador, convivencia humana


ABSTRACT


The education for peace is the central task of this short documentary research and paving the road leading to the most expeditious way to counteract the effects on the future of humanity in a culture too tempted by violence and aggression against of human coexistence. Situation that truly threatens the survival of the human race, and the possibility of the destruction of his home planet, putting in doubt the possibility of a tomorrow for humanity. The research also highlights the need for the teacher to be recognized in its role as advisor and researcher coming to develop the best you can, its criticality, imagination, curiosity, lifelong reading and free thought necessary that allows the realization of research projects relevant to success within and between institutions in the midst of their social environment and cultural environment.
KEYWORDS: Education for peace, values, citizenship, educator, human relations.

1. A modo de introducción:

La cultura investigativa que todo educador debe poseer, se basa en la posibilidad de gerenciar en función de su participación como parte activa de su praxis, con el aporte sus lecturas, su creatividad, su criticidad, su libre pensamiento e imaginación y por último, su deseo de mejorar su condición humana y la de los demás, teniendo en cuenta que una educación para la paz no se logra con la mera intención.

Se debe conocer, además el aporte que otras investigaciones han dejado; ya que existe, un verdaderamente reservorio de auténticos logros que pueden ser consultado y enriquecidos, a todas luces, por la retroalimentación que siempre se les puede dar, porque el conocimiento no es definitivo siempre será aproximativo ante una realidad que nunca se detiene y siempre es cambiante, cada aporte sobre lo ya investigado resulta un beneficio invaluable y una contribución para el desarrollo de la labor docente, que si no recurre a la investigación, bien sea como contribuyente al ser capaz de producirlas o al menor como consuetudinario lector que revisa y extrae lo mejor de ellas, su labor llega a ser prácticamente inútil como la tarea no menos imposible de arar en el mar.

El educador de hoy debe reconocer su papel de orientador que le permite entender el por qué de su compromiso con la educación en valores para la paz y también reconocerse como investigador y actuar, en consecuencia con un amplio criterio que le permita la concreción de proyectos de investigación y en consecuencia contribuir con el éxito intra e interinstituional con repercusión directa en su entorno social ambiental y cultural.

Una educación para la paz, a través de la formación de valores ciudadanos, no debe ser una moda, sino más bien la respuesta a la inminente necesidad de mejorar la convivencia humana y, en consecuencia, nuestra sobreviviencia del genero humano pues se encuentra de sobra amenazado con ser aniquilado y con él, su hogar, el planeta entero. El concepto de ciudadanía debe ser reacuñado, el verdadero sentido de la palabra ciudadanía en su relación directa con los valores que por razones humanista la sustentan, como son, entre otros, la cooperación, la compasión, la amistad, la paciencia, el diálogo y el respeto para darle su primordial significado y su convocatoria pacifista y convivencial, en sintonía con lo expresado en el texto constitucional Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV, 1999) superando así ese uso múltiple y la extendida ambigüedad que no honra su verdaderamente significado, y por el contrario se le distorsiona en su definición, naturaleza y alcance.

2. El panorama actual:

Actualmente, los seres humanos se sumergen en una guerra denodada pero no decretada de unos contra otros que le hace honor a lo sostenido por el filosofo inglés del siglo XVIII Hobbe (1992) “el hombre es el lobo del hombre” situación que hace del este mundo, en menor o mayor grado, un lugar de permanente confrontación donde la convivencia social se da como una utopía difícil de creer

Igualmente, ese desconocimiento ha ayudado a que las personas que viven en una colectividad determinada lo hagan sin entender lo que significa ser un ciudadano o una ciudadana y los beneficios que esta forma de vivir, las personas a merced de la violencia no conviven sino mas bien coexisten, la inconvivencia humana es la expresión de la ausencia de los valores primordiales para la vida social generando una crisis que se traduce en estadísticas de muertos, de heridos y de graves trastornos psicológicos para grandes grupos humanos.

Según Delors (1997) “Si la última guerra ocasionó 50 millones de víctimas, cómo no recordar que desde 1945 ha habido unas 150 guerras que han causado 20 millones de muertos, antes y también después de la caída del muro de Berlín” la convivencia humana siempre amenazada, desde conflictos personales, familiares, locales, regionales, nacionales e internacionales, pareciera que hay una adición hacia la violencia y en consecuencia una ceguera y una parálisis de sensibilidad ante las muertes de tal caudal de inhumanidad atroz.

Particularmente, en la sociedad venezolana, la violencia impera impunemente, la falta de convivencia en algunas ciudades y más especialmente en sectores específicos de ellas. Todo es producto de una gran intolerancia, de una gran miseria material y sobre todo de falta de madurez cívica que no logra detener el impacto social que deja las diferencias sociales, las desigualdades económicas, las diferencia entre ricos y pobres, consiguientemente, se ha producido un desplazamiento de los valores humanos por otros que inducen a la autodestrucción humana y cualquier otra sutileza propiciadora de la fragmentación y degradación humana.

Por lo tanto, hoy por hoy, tenemos una sociedad actual que desalienta a cualquiera que la examine con detenimiento infundiéndole el temor por el futuro de las próximas generaciones, un panorama turbio se yergue para el mañana de la humanidad.

3. En venezuela, paticularmente:

Razón por la cual, ante este turbio panorama de la existencia social humana es cuando la educación mantiene una vigencia insoslayable con la superación y armonización de la vida colectiva de la raza humana. Esa vigencia la mantiene a lo largo y ancho de este amenazado planeta. En Venezuela, particularmente, se hacen serios intentos por darle a la educación su lugar preponderante, se destaca su compromiso con la sociedad, ya que desarrolla a los seres humanos integralmente y también como seres sociales con sentido de pertenencia con su entorno y con el desarrollo económico del mismo.

Al respecto, Prieto Figueroa (2006) sostiene: "Nuestra educación por imperativo social debe ser  progresista, entendido el término en el sentido de educación para la formación del hombre integral en su postura de miembro de una comunidad, del ciudadano libre y responsable con el desarrollo económico social, capaz de influir en una mejor y más grande producción, no para aprovechamiento de unos pocos sino para mayor beneficio social. (…) En esa forma la educación sirve a los fines del mejoramiento individual y social. Pone al hombre en condiciones de servirse sirviéndole a los demás. (p. 29)

Todo lo cual, genera una realidad tal que plantea para el docente y su ejercicio un reto pues debe estar empapado de una didáctica actualizada en consonancia con una pedagogía liberadora como la que Freire (1999) quien propone acorde que el educador debe responder al imperativo social de su magisterio teniendo muy en alto la bandera de la dignidad, del compromiso y su conciencia. Un educador que solo atiende un problema, unilateralmente, desde el aspecto meramente educativo y desde las cuatros paredes de su salón de clase sin buscar al menos sus interrelación social, cultural y económicos, entre otras tantos factores,   nunca podría obtener las soluciones acordes. Rompiendo así con la visión fragmentada de la realidad que muchos poseen y que por lo tanto no permite una visión holografica del mismo. 

Solo así, el docente no sucumbirá ante una sociedad tan marcada por la intolerancia convivencial que precisamente los(as) niños(as) y los(as) jóvenes(as) quienes debido a su permeabilidad introyectan de una forma hasta exagerada una especie de programación reñida con los valores ciudadanos aupados perfectamente por unos medios de comunicación comerciales que en la gran mayoría de los casos son incitadores excelente de la violencia y de una cultura globalizada precedida por los antivalores.

4. Una de las causas, la desigualdad.

Asimismo, aunque se sabe que una de las causas es esa barbarie y de esa amenaza del planeta se debe a las desigualdades de tipo sociales, religiosas, ideológicas entre otras, empero una verdadera formación en valores ciudadanos le enseña a los seres humanos la necesidad de buscar la paz, la armonía, el diálogo y la necesidad de encender la luz de la hermandad humana para acabar así, con las tinieblas del terrorismo social que pueblan, en pequeña o gran cantidad, todas las instancias públicas de las diferentes sociedades humanas.

Por lo cual es necesario reflexionar sobre el significado de la palabra ciudadanía dado que con tan solo nombrarla, sui generis, se cree que se su alusión se refiere al hombre de la ciudad, verdad nada más alejada de la realidad, ya que en conclusión se piensa que no incluye en él al hombre del campo o aquel que vive cerca del mar. La definición de Ciudadanía, según Martino (2009) dice: "…un atributo concedido por el Estado, que automáticamente da al individuo un status jurídico expresado en derechos políticos, civiles y sociales que le permiten intervenir en el quehacer público (asociarse, formar parte de un partido político, elegir, ser elegido, etc.) y gozar de libertad. Al ser el Estado quien concede atributos jurídicos y da la categoría de ciudadano partimos del supuesto que todo sujeto se somete voluntariamente al poder del Estado por que comparte valores y principios que van a facilitar la convivencia y bienestar general".(p 1)

En este orden de ideas, en la actualidad se debería precisar conceptualmente más aún su definición para que los profesionales de la ciencias sociales y en especial los del campo de la educación, rescaten su verdadera esencia estudiando su pasado, su imponente significación allá en siglo XVIII en los albores de la revolución francesa gracias a la Ilustración cuando el concepto de ciudadanía rescatado y redimensionado de la polis griega de Platón y del derecho romano adquirió toda su trascendencia y esplendor, por la carga reivindicatoria y dignificante en cuanto al nuevo papel del ser humano en la historia gracias al humanismo y la gran significación filosófica que posee dentro de sí.

Por lo tanto, si hay desconocimiento de su verdadera naturaleza se pierde el poder armonizador que ésta da a la vida social de los seres humanos, rescatando, como efecto primario, la supremacía de los valores más caros de la humanidad, sintonizando el deber ser de la convivencia social en cada ser humano, dándole además el verdadero sentido a los valores que no es que se perdieron, si no que quedaron desplazados por otros que muy poco benefician el bienestar social y humano de la  personas.

Es por eso, que la convivencia social en pos de la felicidad y la armonía de todo sus miembros es lograda a través de un o muchos proyecto(s) social(es) claramente identificado con los principios ciudadanos y humanistas que deben regir los destinos de toda sociedad humana. Un proyecto llevado adelante en, por y para la sociedad, gracias al aporte de cada ciudadano el cual debe honrar su importante cuota de responsabilidad, participación y protagonismo dentro de la una visión compartida de saberse arte y parte de una sociedad que le da su valor y le recuerda su pertinencia y pertenencia a ella, gracias a la educación, especialmente, de los valores ciudadanos.

La educación en general, debe enseñar a socializar a cabalidad las experiencias, las vivencias, y el quehacer característico de cada ser humano que nace de las costumbres, las tradiciones y de la idiosincrasia de un determinada pueblo o nación. Enseñarle, a las nuevas generaciones que la vida en aislamiento o inmersa en la segregación social no es el camino más expedito para suscribir ese ideal humano, el cual se da si existe como condición sine quo non, una vivencia en franca comunión con un entorno social democrático y estable fundada en los valores filosóficos y sociales de esencia humanista.

5. No basta haber nacido humano:

En consecuencia, se debe formar en valores ciudadanos a las generaciones de relevo para una vida desde cada ser para la sociedad, y no solamente una vida desde cada ser para sí mismo. Enseñarle la esencia humanista de la solidaridad y la participación social superando cualquier forma de vida encapsulada en el individualismo. Ya que sin esos valores el ser humano no llega a consolidarse como tal ya que no llega a conocer su esencia, queda atrofiado en un crecimiento humano que no llegue se llega acristalizar. Por lo tanto Savater (1997), plantea: “Nacemos humanos pero eso no basta; tenemos que llegar a serlo. ¡Y se da por supuesto que podemos fracasar en el intento o rechazar la ocasión misma de intentarlo!” (p.21)

Como lo plantea Silo (1996) lo refuerza “… no simplemente porque has nacido "humano"” (p. 2) eso no es suficiente debemos educar la humanización de todas los seres, de todas la comunidades humanas por el efecto deshumanizador que supone la falta de educación la sociedad, por ende, se holocausta por si misma. Descomposición social fomentada, además, por los ingredientes de violencia, pornografía e incitación a delinquir y al consumo las drogas que proporcionan unos medios de comunicación que de manera fragante llevan esa irresponsable labor ahora más efectiva con el mal uso que muchos le dan a la Internet.

Razón por la cual, la educación no pudiera estar de soslayo, nadie podría intentar eximirle este papel tan fundamental, la vida es un compromiso social, y esa responsabilidad se aprende y se asume, a pesar de las emboscadas que da el egoísmo, la mezquinad y la apatía. El ser humano, en estos momentos de crisis, de cosificación, en estos momentos de deshumanización, existe todavía la posibilidad de rehabilitación futura,

Es la cultura de los valores ciudadanos la que puede muy bien ser educada y por ende llevada a la nuevas generaciones preparando así el camino para el reencuentro de cada ser humano consigo mismo. Además, la vida en y por la sociedad es el medio que define a todo individuo como una persona, le provee, por así decirlo, su dimensión humana, ya que es la vida social la que le hace merecedor del título de ciudadano. Este título le confiere a cada persona un conjunto de derechos y deberes que lo compromete a una forma de vivir sujeta a las leyes que debe ser la expresión de un contrato social y no una respuesta a la anarquía y la barbarie, en la que cada sociedad establece la forma de legitimar sus sueños y aspiraciones a través de una carta magna vigente por un tiempo determinado.

Así, como lo define Vasquez (2005) “… la cultura ciudadana emerge de la existencia colectiva, del existir con otros, del convivir, del vivir con, del participar, del hacerse parte de una sociedad, que es la única forma posible de existencia humana.” (p. 3). Efectivamente, una vida aislada o sin estar sujeta a un compromiso de rescatar derechos y deberes con sus congéneres destierra toda forma de existencia social y, por ende, de la felicidad personal y social.

Consiguientemente, Morin (2002), señala: “El ser humano es complejo y multidimensional porque es a la vez psíquico, biológico, afectivo, social, racional. “ , pero tanta complejidad no le ha enseñado todavía a vivir en
función de una convivencia que descanse en la paz, el respeto, la complementariedad, la cooperación, el bien común entre otros. La hermandad del hombre no ha existido, salvo en muy pocos momentos y muy determinadas circunstancias.

6. Los “Winds of changes”los vientos de cambios soplan urgentes sobre la humanidad.

Sin embargo, existe la esperanza promovida por los winds of changes: es decir, los vientos de cambios que soplan sobre la humanidad, si hay motivos para comenzar una cruzada de amor y conciencia mundial por salvar al planeta y, por ende la humanidad entera. En esta investigación se quiere desde lo educativo y filosófico aportar un grano de arena que permita pavimentar la vía hacia un mañana, para la humanidad que como se sabe está amenazado.

Basta el argumento de Morin (2000) para sopesar la importancia de la ciudadanía y sobre todo la ciudadanía planetaria en su tesis de la antropoética “La regeneración democrática supone la regeneración del civismo, la
regeneración del civismos supone la regeneración de la solidaridad y la responsabilidad, es decir el desarrollo de la antopo-ética” pag 120

La antropo-ética es por tanto una ética que se traduce en una decisión consciente y clara de asumir la humana condición individuo – sociedad - especie en la complejidad de nuestra era. Logrando la humanización de la humanidad, logrando la unidad planetaria en la diversidad, respetando en el otro la diferencia como la identidad consigo mismo desarrollando la ética de la solidaridad de la comprensión y por último la del género humano.

La antropo-ética conlleva, entonces la esperanza de lograr la humanidad como conciencia y ciudadanía planetaria. Que implica una nueva política del hombre, una nueva política de la civilización, una reforma de pensamiento, la antropo-ética, el verdadero humanismo, l a conciencia de Tierra patria reduciría la ignominia en el mundo.

La realidad convivencial y los beneficios que esta trae para todos: los parabienes de la paz, de la convivencia social y el dialogo social en la búsqueda del bienestar colectivo, como no se había tenido hasta ahora, el  dialogo puede superar la confrontación y la conflagración entre seres humanos, e incluso entre clases sociales antagónicas, la comprensión, la tolerancia, la unidad en la diversidad, el triunfo de la inteligencia emocional, el amor por el planeta, el poder para la gente, el rescate del ambiente y sobre todo un nuevo conocimiento acerca de lo que significa ser un ciudadano o ciudadana con su esencia humanista y su carácter emancipador que supera el lastre demagógico que hoy posee, y que muy bien se puede enseñar en la educación de la actualidad venezolana.

Consiguientemente, el ser humano, como lo expresaba Hesse (1997), aunque es un ser bípedo, implume y autocalificado de Homo Sapiens vive dividido no sólo por fronteras nacionales, sino por diferencias raciales,
religiosas, sociales, ideológicas y estéticas; diferencias que por la falta de toleracia se multiplican desdibujando, en consecuencia, su identidad humana y su propia esencia. Hasta ahora su sapiencia no lo ha llevado hasta otro camino que el de la violencia y su concreción más cruel, la guerra

Por lo tanto, de no hacerse nada la amenaza de una hostilidad mayor se cierne como la espada de Damocles sobre la humanidad amenazando la vida de futuras generaciones quienes verán comprometida su sobrevivencia por una cruenta realidad henchida de todo tipo de violencia en un “todo contra todos”, una especie de holocausto social, aniquilador de la especie humana y por supuesto de la habitabilidad del planeta.

7. A modo de conclusión

Desde hace tiempo, la humanidad espera un despertar civilista, pacifista, convivencial. La educación tiene uno de sus máximos compromisos en ese asunto de educar con la misma fe con la que se educó al Emilio de Roussea con esa misma misión se propone a crear un hombre que viva en una sociedad refundada por los valores ciudadanos como se consagra en el preámbulo de la Constitución Nacional de la República Bolivariana (1999) “…con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad
democrática, participativa y protagónica … ”

En el caso específico, las instituciones educativas pueden orientar su brújula como creadoras de espacios para la construcción pedagógica y, por ende, para la consecución de sus fines educativos a través, entre otras
cosas, de una planificación efectiva como suele ser la de proyectos que logren instaurar una metodología eficiente de trabajo que privilegia la formación de verdaderos ciudadanos y ciudadanas, que le permitan ser portadores de un alto grado de civilismo y de tolerancia humana capaz de crear convivencias sociales cada vez más felices.

Por todo lo cual, los estudiantes egresados de las instituciones educativas vivenciarían de mejor forma la definición de ese concepto, la transcendencia social y humana de su verdadera naturaleza y su imponente vigencia de una ciudadanía al servicio de las necesidades, los anhelos, las expectativas y los sueños de la pequeñas y grandes sociedades humanas que siempre han requerido y ahora más del respaldo que el Estado, en su más sagrado deber, debe gracias a la educación procurarle.

Si se aspira a una sociedad restaurada por el rescate de los valores que garantice una nueva forma de relación entre las personas, una nueva forma de convivir y de generar el bienestar personal y colectivo, más allá del mero coexistir. Se debe plantear un esfuerzo serio y sistemático para comprender lo que vive el mundo en estos momentos, y recurrir a la educación para garantizar un mundo mejor que actúe consono con las enseñanzas impartidas sobre el pensar y el actuar ciudadanamente

Por tal motivo se debe repensar y asumir muy reflexivamente esa tarea de formar verdaderos ciudadanos en tal sentido se justifica toda investigación que tenga como norte garantizar a través de la planificación la paz a la sociedades humanas pues hasta ahora no la ha existido y es por eso que el futuro se yergue pesimista, en un todo contra todos alegado de cualquier tipo de concordia y proyecto social basado en los valores ciudadanos

Por lo tanto, el asumir ese reto sin una verdadera y actualizada educación de valores ciudadanos no se puede explicar el por qué la comunidad humana, pareciera que, deambula por las ciénegas más oscuras de la intolerancia, marcando su paso por la más grande apatía e insensibilidad, saturada hasta los huesos del más genuino desprecio por el prójimo, y por último pareciera estar muy imbuido de un “sentido de la precariedad del equilibrio general y de la seguridad colectiva y personal” Franchini (1972) citado por Nobile (1998, 17).

La necesidad de recrear una sociedad mejor, se requiere de una antropo- ética que mire a los hombres y a las mujeres de cerca que plantee las soluciones a sus problemas de convivencia y del destino de nuestro planeta rescatar de una serie de valores y la conciencia de la triada de Morin hombre-sociedad-especie que fueron desplazados por intereses ajenos a su humanidad, olvidando casi por completo la máxima del filosofo griego Protágoras varios siglos antes de Cristo, “el hombre es la medida de todas las cosas”.

Asimismo, existe la necesidad de una esperanza que fundamente el dejar atrás la deshumanización extendida y omnipresente gracias al esclarecimiento de una verdadero sentido de la existencia humanista de la humanidad logrando entre otras cosas el redescubrir su esencia eminentemente social y planetaria que le devuelva su razón de ser, su valor y su significado por el bien del género humano y también del planeta que lo
acuna, de lo contrario, no habrá mañana para la humanidad.

Por consiguiente, si no hay una nueva educación ciudadana no habrá nunca una sociedad mejor no habrá una sociedad humanamente feliz porque no habrá un “contrato social” que regule a través de leyes una verdadera
mancomunidad de esfuerzos por la paz y la concordia que le garantice la paz, la hermandad y armonía social que tanta falta le hace a los seres humanos porque en su esencia está escrita la búsqueda de la felicidad personal y social como un derecho y también como un deber.

Por supuesto, cabe señalar que es una verdadera novedad el explicar, como no se había hecho antes, la imperiosa necesidad de impartir una nueva formación de valores ciudadanos, ya que la misma, por razones no muy bien argumentada, había sido abandonada curricularmente por considerársele aburrida y muy insignificante para la formación integral del estudiante. Constituyendo un aporte teórico de esta investigación porque reivindica la verdadera esencia de la definición, naturaleza y vigencia de esa educación fundamental.

Asimismo, el aporte práctico se traduce en la explicación y la justificación de una vida dentro de una verdadera convivencia social a todas las comunidades humanas, mientras que el aporte institucional lo constituye el hecho de que en las aulas de clases se enseñe efectivamente la importancia de ser un ciudadano pleno en perfecto conocimiento de sus derechos y deberes.

Por último, se afirma que en esta investigación se reivindica la esencia primordial que fundamenta una nueva cultura ciudadana la cual amerita un enfoque humanista, constructivista y social, desde una perspectiva multidisciplinaría y transcompleja de vanguardia con pertinencia con los valores positivos que se exige la nueva ordenanza legal de la educación venezolana tipificada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la nueva Ley Orgánica de Educación.

Se entiende así como la educación tiene una importancia capital en el proceso de socialización, esta educación debe ser intencionada y bien dirigida hacia los fines sociables más loables y orientados por los valores más caros de la humanidad, de la especificidad y multiciplicidad de las
culturas.

De la educación depende que exista un mañana para la humanidad, de su influencia depende que las guerras no sean los jueces que decidan los rumbos a seguir en el derrotero de las vidas de las naciones. De la educación depende que la paz sea lo que impere sobre el entendimiento y la razón humana, que sea la afabilidad y la ternura lo que prive todas las relaciones humanas, sin la presencia de fronteras. Como el estribillo de una canción llamada “Imagine” del ex-Beatles John Lennon Imagine all the people sharing all the world, imagínate toda la gente compartiendo el mundo.

Referencias:

Balza, A(2008) Educación, Investigación y Aprendizaje: Una hermeneusis desde el pensamiento complejo y transdisciplinario. Impresión Gráfica los Morros, c.a. Sanjuán de los Morros Venezuela

Vásquez., B.(2005) Del ciudadano en la nación moderna a la ciudadanía nacionalista Citado en: Utopìa y Praxis Latinoamericana (on line). Maracaibo Edo Zulia Venezuela. Centro de estudios históricos de Universidad del Zulia 2005. (Citado en 31/12/2005). Disponible en http:// www.scielo.org.ve/scielo.php?pid=S131552162005000400004&script=sci_arttext – 89k. Consultado en: 12/02/09

Delors, J. (1997) La educación encierra un tesoro. Ediciones UNESCO, Mexico.

Perez Esclarín, A.(2007) Educar, Valores y valor del educar: parábolas. Impreso en la A.C. Talleres Escuela Técnica Don Bosco, 10ª Reimpresión Caracas Venezuela

Prieto Figueroa, L. (2006) EL Estado Docente. Fundación Biblioteca Ayacucho. Ministerio de la cultura. Venezuela

Puledda, S.(2004) Interpretaciones históricas del humanismo. Disponible en http://idd00qaa.eresmas.net/ortega/human/human.htm

Morán, E. (2000) Los sietes saberes necesarios a la educación del fututo. Editados en FACES, UCV

Saveter, F. (2000). El Valor de educar. 11ra. Edición Colombia: Editorial Ariel.

Silo (1996) Acerca de lo humano del nuevo humanismo. Disponible en http://www.mdnh.org/