Caracas la capital de Venezuela, la sucursal del cielo ...

En  una parte de Caracas, de cuyo nombre no puedo olvidarme, la cual estuvo en el abandono y la desidia de todo tipo, encontré después de quince años de mi ausencia allí, un paraíso turístico lleno de belleza, urbanismo, importantes obras históricas, lugares recreativos y centros culturales, les hablo  del recorrido que está en el norte de la ciudad, desde la esquina de Salas en el que se ubica el Ministerio para el Poder Popular para la Educación pasando por el Panteón nacional y y después hacia el sur llegando a la plaza Bolívar.



en la visita pude ver de cerca, El Edificio del  Ministerio de la Cultura, la Biblioteca Nacional, el Panteón Nacional, el Banco Central  de Venezuela, la Iglesia Santa Capilla, la Iglesia las Mercedes y entre otras maravillosas obras la plaza Andrés Eloy Blanco.



En verdad fue un espectáculo ver de cerca tan bello escenario y andar por caminarías, parques, canchas y bibliotecas. Ver de nuevo el emblemático Panteón Nacional en bella y franca remodelación. Este paseo por el mencionado recorrido fue un total deleite, toda una grata sorpresa, ya que recuerdo que ésos sitios antes estuvieron muy deprimidos con unas olvidadas calles siempre llenas de olvido, recuerdo que quedaba el Cine Roma por allí viejo y destartalado como casi todos el paisaje de ese lugar con algunos borrachos indecentes y la jerga descuida de más de un centenar de muchachos buhoneros que esperaban frente a la torre de la prensa la salida del periódico "Ultimas Noticias", todos querían venderlos para hacerse de una exigua ganancia, además del juego y los gritos soeces de la muchachada ociosa que si vivían en el lugar, eso sumado al abandono de las calles motivaban el caminar veloz y temeroso de los transeúntes tratando de apresurar el paso para salir de allí.



En ese esparcimiento que quise darme, estuvo pletórico de satisfacciones y de un especial reconfortamiento casi que espiritual frente a la montaña majestuoso e inmensamente hermosa, conocida por todos como "Cerro El Avila"  sirviendo de marco a nuestro Panteón Nacional, monumento para homenajear a los y las mártires y a los héroes y heroínas venezolanos(as), especialmente cabe mencionar los restos del insigne padre de la patria, Simón Bolívar. Ya era hora que a esa joya de nuestra historia, la antigua iglesia de San Francisco, se  le hiciera algo, a la altura de su grandeza. Hoy, para satisfacción de los que amamos la venezolanidad se le hace una importante mejoramiento.


Noté el progreso urbanístico de la zona, porque por allí viví siempre en todas mis vacaciones escolares, cuando era un niño y después un adolescente, ya que estudiaba en Valera Estado Trujillo, ciudad de donde soy oriundo, después que me hice bachiller, estuve residenciado permanentemente allí, mientras sacaba mi carrera universitaria, cuando hube terminado, salí graduado en la Universidad Central de Venezuela como licenciado en Educación Mención Orientación


El Panteón Nacional lo circunvala una hermosa plaza para el disfrute de los niños, niñas y adolescente, un espacio abierto en medio de tan bellos y centenarios arboles, lugar que sirve de un digno escenario para la celebración de las fechas patrias, cada parada militar allí exalta la magnanimidad de la nueve institución castrense.

En esos momentos, al pasear por tan bellos monumentos, integrantes de la hermosa historia, hoy homenajeada con un paisaje urbano y natural que hace justicia a la gesta que nuestros héroes que tan gallardamente labraron la independencia de la patria y que celebramos hondamente cada venezolano y venezolana, a los doscientos años de su aniversario.

Siempre dentro del mejor concepto de lo que debe ser una ciudad hecha para la felicidad y el sano disfrute de todos sus habitantes, una ciudad, así,  tiene que tener un espacio para el deporte, bienestar para todos y todas los y las que tengan a bien practicarlo en beneficio de la salud física y mental del colectivo.



¡Dios salve tanta belleza, producto del repensar el concepto del urbanismo!, todo repensado desde el corazón de los que demuestra un sublime y efusivo amor por la patria, Dios le de mucha vida a quienes han creado una nueva estampa de esta parte de la bella ciudad de Caracas, me sentí turista en medio de tan entrañable terruño.


Calles en manos de urbanistas, cultores y artistas, no en manos del azar constructivo o destructivo azaroso y la improvisación de albañilería barata. Todo un tesoro para los ojos del que va y viene por  tan bellas caminerías y bulevares peatonales.

 Muy feliz me encontré ese día,  iba y venia orgulloso de que esta parte del paisaje caraqueños, el cual es arrebatado al "caos capitalino" y recuperado para la felicidad de todos.  Esa hermosa tarde con el cielo nublado yo fui un feliz viandante en medios de tantos cambios positivos experimentado por esta parte de la ciudad.


Orgulloso de ese hermoso trozo afectivo de mi ser que todavía vive allí estoy convencido de que ahora es una alternativa para la recreación, el turismo y la vida de una parte de la población caraqueña.

Paisaje hecho poesía, que se refleja en salud física y mental de todos los  vecinos, el diligente trabajador,  el transeúntes ocupado, el turista o  simplemente el o la que pasea por estos hermosos lares.


Tuve la oportunidad de visitar el Ministerio del Poder Popular  para la Cultura,  organismo atento para re-crear, defender y difundir la cultura: el alma de este noble pueblo. Desde una de sus oficinas en el quinto piso pude testimoniar la belleza de paisaje porque por sus ventanales se puede divisar esta parte de la ciudad, aunque las fotos que tomé no me salieron

Camino al centro de la ciudad me encuentro con el Banco Central de Venezuela una edificación muy hermosa que maravilla a propios y extraños.

Iglesias y grandes constricciones que no se riñen con un paisaje urbano muy bien cuidado

Iglesia creada en 1900 como un ofrecimiento a nuestro padre celestial, por los favores recibidos a la población caraqueña de ese entonces deprimida por el terremoto ocurrido ese año.


Siempre hay un destierro de todo lo que es hacinamiento, en cualquier parte hay una plaza, y un paisaje abierto para diluir muy bien el estrés que causa todo gran ciudad.

Este recorrido terminó muy cerca del sitio en el que tome esta foto, en plena avenida Urdaneta al frente del Banco Central de Venezuela en una plaza llamada Andrés Eloy Blanco, un sitio para el encuentro de los citadinos y turistas, ese lugar recuerdo que antes del 2000 había sido un espacio para malhechores de toda monta, recuerdo como se escondían allí los que se robaban un cartera, un reloj o un anillo, en plena luz del día y en las noches ni se imaginan la vagabundería que proliferaba por doquier, pero ahora en la nueva Caracas, desde 1999 hasta la fecha, encontramos estos bellos parajes para el disfrute de todos, como lo verán en los vídeos siguientes hecho con la cámara de mi celular, fue una velada inolvidable, viví estos momentos que nunca pensé que viviría , una utopía hecha realidad el rescate de los valores que siempre toda espacio humanizado debe brindar a todos. 

Tarde de Joropo Central, en la plaza Andrés Eloy Blanco actividad de mucha importancia cultural y una muestra de la bella venezolanidad.



En el mismo recinto ese mismo día pudimos apreciar y deleitar una noche de tangos, que incluyó una sesión del aprendizaje sobre el tango y su manera de bailarlo, para principiantes. Hermosa noche, inolvidable ciento por ciento, todos envueltos con la magia que solo un baile  como el tango logra entre todas las personas que se dejan seducir de esta belleza que tiene fuertes arraigo en el sur de nuestra bella América y que Carlos Gardel fue su máximo exponente.

Los jóvenes también eran protagonistas y de esa inmensa alegría colectiva la cual pude percibir tan gratamente, ellos hacían sus quehaceres a su gusto, con el uso de las patinetas y las rampas para las acrobacias; algo paradojico, los medios de comunicación comerciales hablan de los peligros del comunismo y este ambiente parecía al de los jóvenes de cualquier nación desarrollada,  un concepto postmodernista de lo que debe servir una plaza, que más que una plaza es un   parque para la felicidad de propios y extraños. 



para mi fue todo un placer esta visita a esta hermosa parte de la ciudad y también un placer hacer un reportaje desde mi visión de educador, poeta y amante de este hermoso terruño que es muy especial para mi pues como ya lo dije forma parte de mis grandes recuerdos. 
                                                                      Por William Manzanilla "Milmayos"